Fernanda Vásconez
Los hombres nacen con un balón de fútbol, por decirlo de algún modo. Las mujeres no, por prejuicios sociales”.
Futbolista, capitana y fundadora del Club de Fútbol Femenino Ñañas de Quito. Su esfuerzo se ve reflejado, además de en las canchas, en la labor que realiza por empoderar a mujeres a través del fútbol dándoles un espacio para que puedan desarrollarse como futbolistas y personas.
Pienso que es importante entender que la lucha por igualdad de derechos entre hombres y mujeres no es sinónimo de una lucha de género. El fútbol por muchos años ha sido un espacio limitado para el género masculino. Quiero creer que la razón detrás de esto no es por discriminación, sino por un falso entendimiento social sobre el espacio que puede ocupar la mujer. Y por este motivo, se derivan muchos ejemplos de micromachismo y violencia en otros casos. No obstante, en lo personal, agradezco a muchos hombres que han sido los precursores de que las mujeres ocupen otros espacios. Creo que nos tenemos que unir, hombres y mujeres, para originar cambios sociales reales y duraderos que permitan que el Ecuador surja.
Como primer paso es fundamental que se cambien ciertas creencias aceptadas socialmente que limitan a que más mujeres podamos jugar fútbol. Por ejemplo, una vez fui a pedir una cancha y me dijeron que no, porque las mujeres dañamos la cancha. Si seguimos la lógica de que el daño a la cancha se produce por el peso que ejercen las personas al pisar, en realidad la mujer promedio pesa menos que el hombre promedio, por lo tanto, daña menos la cancha. En otras ocasiones, he sentido el rechazo de no poder jugar porque no quieren que ingrese una mujer, porque la mujer “daña el buen fútbol”. Lo interesante es que habemos mujeres muy preparadas que muchas veces jugamos mejor que los hombres y, cuando nos dan la oportunidad de ingresar a la cancha, podemos entre hombres y mujeres hacer un “buen fútbol”.
Luego están los estereotipos que nacen desde los insultos que se les dice a los hombres que hacen una mala jugada, llamándoles con nombres que hacen referencia al género femenino: “nena” “pateas como niña”, y otros términos que, como sociedad, hemos convertido en algo negativo. No es malo patear como niña. Yo pateo como niña y gracias a eso uno de mis goles fue elegido como uno de los mejores goles de la semana en un canal muy reconocido a nivel nacional, juntando mi gol con otro gol del fútbol masculino profesional, y tres más del fútbol masculino internacional.
La mujer futbolista es simplemente una mujer futbolista. Los estereotipos dañan mucho a la mujer. Y en el fútbol existen muchos, como: la mujer que juega bien al fútbol es machona y la mujer que es “femenina” significa que es sensible y, por lo tanto, débil, entonces no puede jugar bien ni patear duro, etc. A partir de esto se generan problemas de autoconfianza en nosotras, en lo que podemos llegar a ser. Yo puedo llorar por los temas más simples, maquillarme, usar tacos y todos los estereotipos acerca de una mujer “femenina”, pero eso no me impide que por la noche llegue al entrenamiento, me ponga mis pupos y luche cada balón y corra igual o más que cualquier hombre.
Recuerdo que en una ocasión estábamos en torneo de una liga barrial. El árbitro que iba a dar el pitazo inicial me paró en el centro de la cancha para el sorteo entre capitanas y me dijo: “Señorita, esto es fútbol, así que por favor vaya y quítese el maquillaje”. Le dije: “¿Usted cree que por tener un delineador en los ojos no voy a correr igual de bien que el resto? Usted respéteme y respete la forma en la que a mí me gusta vestirme o verme”.
Finalmente, dejemos de compararnos entre hombres y mujeres. Somos diferentes y esas diferencias son importantes para el crecimiento social. Como mujer futbolista, me gustaría que, si es necesaria, la comparación sea con otra mujer. Muchas veces nos comparan con el fútbol masculino en los 90 minutos que se compiten dentro de la cancha, pero no vemos lo que ha tenido que recorrer la mujer para estar esos 90 minutos dentro de la cancha. Los hombres nacen con un balón de fútbol, por decirlo de algún modo. Las mujeres no, por prejuicios sociales. Los hombres entonces tienen ventaja de varios años de desarrollo de capacidades motrices y deportivas que luego para las niñas es difícil desarrollar.
Aquí es cuando entra el tema del feminismo: el feminismo no busca darle ventajas a la mujer por sobre el hombre. Al momento de competir, la mujer no necesita ninguna ventaja para obtener un puesto. Lo que sí necesitamos es que no haya una diferencia por género, porque eso desencadena la violencia. Y al respecto de esta, de la violencia, creo que es importante darle visibilidad a aquello que es micro (por ejemplo, pensar que la mujer es subordinada del hombre) y no esperar a reflexionar cuando haya un feminicidio. Esta no debe ser una guerra de géneros: somos hombres y mujeres que trabajan junt*s en pro de la sociedad y del país. Tenemos que aprender a trabajar junt*s.